10.8.04

PRETÉRITO IMPERFECTO

"[...] Había una mecedora, la ubiqué frente a la ventana y allí me quedé como dos horas. Solo. En silencio.
Sin proponérmelo especialmente, y con un inesperado manejo de mi propio caos, emepecé a desgranar mi pretérito imperfecto, o sea mi pasado no perfecto, rudimentario, timorato, inmaduro, deficitario, chapucero, distorcinado, vulnerable, quebradizo, negligente, etcétera. ¿Qué había hecho hasta ahora? El mundo se consumía y despedazaba en una guerra estúpida. Millones de muertos y yo ¿qué hacía? ¿Qué hacía en esta mecedora contemplando la desolacíon del invierno desde mi propia desolación? [...]
¿Qué o quién no estaba amenazado en este ámbito y en este tiempo? Ni siquiera era cuentión de ámbito o tiempo. Siempre se vive y se vivió bajo amenaza. La muerte está dentro de la vida, anunció alguien. Nunca pude entender cómo Norberto repetía como un loro (ahora ya no, por suerte) las gastadas lecciones del padre Ricardo, cuando este lo llenaba de pavor hablándole del infierno. (Por si las moscas nunca le hablaba del paraíso aquel cretino.) He llegado a pensar que, después de todo, la conciencia es simultáneamente nuestro cielo y nuestro infierno. El famoso Juicio Final lo llevamos aquí, en el pecho. Todas las noches, sin ser concientes de eso, enfrentamos un Juicio Final.Y es de acuerdo a su dictamen que podemos dormir tranquilos o revolcarnos en pesadillas. Ni Salomón ni psicoanalista. Si nosotros mismos no sabemos condenarnos o absolvernos ¿quién será capaz de hacerlo? ¿Quién tiene tantos y tan recónditos elementos de juicio sobre nosotros mismos como nosotros mismos? ¿Acaso no sabemos, desde el el inicio y sin la menor vacilación, cuándo somos culpables y cuándo inocentes? [...]
No quiero esperar a lo velorios para valorar a mi gente cercana. Es cierto: la muerte está dentro de la vida. Pero la podemos mandar de vacaciones ¿no? Trabaja tanto, que bien se las merece. Y no la echemos de menos, de todos modos volverá, y cuando vuelva nos tocará el hombro."

- Extracto de "La Borra del Café" por Mario Benedetti.